En primera persona

“Con cinco años mis padres me invitaron a su boda”

La de Paula es la historia de lo que vino después. Con 25 años ha superado de largo la edad con la que su madre la trajo al mundo

Mi nombre es Paula Portero, tengo 25 años y nací en Ejea de los Caballeros (Zaragoza), donde vivo y trabajo como periodista.

Con 17 años mis padres se embarcaron en la aventura de traerme al mundo. En su momento, cuando yo era pequeña, no me di cuenta de si mis padres eran más jóvenes que los de los demás, de si costaba hacer más las cosas... Solo que molaba jugar con mamá y pensaba que era genial vivir en casa de la yaya (donde estuvimos los tres hasta que con cinco años mis padres me invitaron a su boda).

Ahora, echando la vista atrás, veo lo que suponía que mi padre trabajase toda la semana fuera de casa o que los dos se perdieran muchas de las fiestas y eventos que ahora comentan sus amigos y a las que no podían ir porque se quedaban cuidándome.

Cuando yo tuve 17 años creo que fue cuando de verdad vi lo que tuvo que suponerles. Cuando pensé en qué haría yo si tuviera un hijo... Y sé que no fue fácil, aunque ellos nunca lo hayan dejado ver. Recuerdo que lo comenté con mi madre y le dije algo así como: "Qué fuerte ser padres tan jóvenes”. Y recuerdo que me dijo: "Pues se hace, creces y ya está". Y creo que ahí está el secreto de nuestras vidas, por así decirlo; la determinación de una pareja que se quiere desde los 14 años y que se plantaron delante de sus familias con sus miedos e inseguridades para decirles que iban a ser padres. Porque iban a serlo (y de los buenos).

Y aceptaron que sus padres, mis abuelos, les dieran los consejos y las oportunidades que pudieron, pero también la libertad necesaria de crecer como la familia que somos.

Porque sé que tengo suerte. Por tener unos padres responsables y que con 17 años se hicieron adultos para criar a un bebé. Que me educaron, me concienciaron y que también me castigaban si sacaba malas notas porque querían que tuviese, no un futuro mejor o peor, sino el que yo quisiera tener. Y sobre todo sé que tengo suerte por tener unos abuelos que nos apoyaron en todo y sin los que ahora probablemente no seríamos los mismos.

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