Preguntas frecuentes para el escéptico empedernido

Una serie de preguntas frecuentes para el escéptico empedernido. Aquel que sigue desconfiando de que todo este asunto de la privacidad sea realmente importante. Sin erudición. Allá vamos.

FAQ

Dicen algunas voces sombrías que estamos sufriendo oversharing, es decir, estamos compartiendo demasiada información pero ¿no nos estamos volviendo un poco paranoicos con esto de los datos?

No es cuestión de paranoia es cuestión de información asimétrica. Si el ciudadano no conoce las consecuencias de compartir su información, aunque dé su consentimiento, no está ejerciendo su derecho de forma libre.

¿Cómo puedes decir que no soy libre si yo decido cuando compartir algo?

Decides compartir tus datos porque todo el mundo lo hace. En economía se dice que tu comportamiento es adictivo como el de muchos bienes culturales. Mientras más lo hace tu entorno, más lo haces tú y más y mejor lo harás en el futuro. No hacerlo te deja fuera de ciertos ámbitos sociales que antes no existían. Por otra parte, si fueras consciente realmente de que las empresas y los gobiernos pueden rastrear tus pasos ¿actuarías de la misma manera?

No tengo nada que ocultar. Soy un ciudadano intachable.

Que seas un ciudadano intachable no significa que quieras ser 100% transparente como en la novela 1984. ¿Acaso te gustaría que el mundo entero viera cada uno de tus actos cotidianos? O incluso, podemos ir más allá: ¿realmente tu pareja te acompaña en cada uno de tus actos miserables y cotidianos? ¿A qué no?

Soy un rebelde y no me dejo llevar por lo que piensan de mí. Por lo tanto, aunque me estén observando mi comportamiento no está determinado por los demás.

Estás muy equivocado, hay diversos estudios que demuestran que somos más complacientes y educados cuando nos están observando. Incluso podemos decir que seguimos unas reglas de etiquetas básicas para poder convivir. Eso demuestra que hay parcelas de intimidad, que aunque sean nimias, estamos en nuestro derecho a preservar. Tal como nos recuerda Amnistía Internacional, "si no he hecho nada malo ¿por qué están violando mi intimidad?"

Vale, la intimidad es importante para que seamos más libres pero… ¿Dónde está el límite? También el derecho a la información es una precondición para la libertad.

Por supuesto, y ante el conflicto, debemos ser muy cuidadosos. No me meteré en asunto jurídicos pero siempre debemos hablar de equilibrio entre el derecho a preservar ciertas parcelas para nosotros mismos y el derecho de la sociedad a conocer actos que sean de relevancia pública.

Ok, pero ¿qué hacemos con los gobiernos y con las empresas? ¿Debo cerrar todas mis cuentas, dejar de consumir e irme a vivir al campo? ¿Cómo escapo de la vigilancia?

Si decides estar en el capitalismo y consumir siempre dejarás un rastro. Y, mientras lo hagas, habrá alguien que quiera seguirlo. Evidentemente, si encima se puede hacer negocio con eso, no dudes que tus datos serán perseguidos, minados y analizados. Por otra parte, los gobiernos también quieren seguirte. No te vuelvas paranoico pero incluso tu información más inocua puede caer en manos de un —en el mejor de los casos— estúpido.

¿Me estás diciendo que tengo que tener cuidado incluso con las fotos de mi gato o de la moto nueva que me compré?

No hay que caer en la histeria pero te diré que el big data no solo utiliza los datos que revela la gente sino que es capaz de inferir información sensible. Alessandro Acquisti, economista experto en privacidad, fue capaz de inferir los números de la seguridad social de determinados individuos a partir de datos públicos de diversas fuentes. Lo que te quiero decir, y así lo señala Acquisti, es que cualquier información personal puede transformarse en información sensible. Si no tienes ni tiempo ni ganas de leer papers de economistas atribulados, te recomiendo esta charla TED con la que fliparás.

O sea, que ¿me estás diciendo que debo irme a una comuna hippy?

No, incluso en una comuna podrías ser objeto de vigilancia. Hablando en serio, la única herramienta que tienen los ciudadanos y los consumidores es exigir cambiar las reglas de juego para que no haya tantos desequilibrios entre unos y otros. Y usar esas mismas redes sociales que sirven para monitorizar para exigir tus derechos. O hacerse eco de iniciativas como la #dejendeseguirme puede ayudar.

Pero ¿qué razones tengo para creer que nos escucharán?

Si haces público tu reclamo, te escucharán. No porque seas especial sino porque justamente en sociedad la gente sigue algunas etiquetas y no está bien visto no contestar. Fíjate que las redes sociales se han convertido en un medio idóneo para el consumidor para canalizar sus demandas y las empresas no tienen más remedio que contestar rápidamente ¿Cuándo has visto que lo hicieran por teléfono de forma veloz? También podrían considerar unirte a alguna plataforma de activismo ciudadano que tenga entre sus prioridades fomentar el anonimato en la red como Rise Up.

Ok. Ahora que lo pienso esas mismas redes sociales me invitan no solo a compartir mis fotos, si no a que les cuente, donde las saqué, con quién, a qué hora. Esto es peor que los interrogatorios de mi madre.

No hace falta que le cuentes nada a FB. Los metadatos hacen todo el trabajo. Y, lo más inquietante: ya hay apps en el mercado como FindFace que permiten el reconocimiento facial. Con solo caminar tranquilamente por la calle de tu pueblo sería suficiente ¿Que no te importa porque no tienes nada que esconder? A lo mejor alguien podría usar tu afición a los hamsters para perjudicarte.

Vale, me estás diciendo que ya es negocio preguntarle a una App quiénes son los que pasaron por mi calle el otro día…

Exacto. Estamos llegando a un punto en el que el capitalismo se ha colado por todos los poros de la sociedad. Pero sin ser tremendistas, lo importante es saber que un móvil puede ser una herramienta para comunicarse maravillosa pero al mismo tiempo un arma poderosa para hacer daño a los demás.

Magnífico. Y ahora es cuando me sueltas el rollo de que no debo comprarle un móvil a mi hijo por Navidad.

Puedes hacerlo si te apetece pero que sepas que estás exponiendo a ese menor no solo a posibles desaprensivos sino que estás dándole un arma para que cometa actos que ya son delito en el código penal. Perdona que me ponga así pero hemos llegado a un punto en que son las mismas empresas que se lucran con esto de los datos (ojo, están en su derecho) las que proponen programas tan peregrinos como el de Vodafone para los colegios. Un plan de desintoxicación digital (Digital detox). Estamos hablando de una herramienta que puede ser tan adictiva como el alcohol o el tabaco. ¿Le regalarías a tu hijo pequeño un cartón de Lucky Strike y un bourbon etiqueta negra para que se lo pase bien?