Uno de los fenómenos que se observan a la hora de analizar la ‘masculinización’ es la menor intensidad de este fenómeno en zonas del sur y sureste de la Península, como Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana.
Según la socióloga Rosario Sampedro, especialista en el éxodo rural y el papel de la mujer, hay diversas causas para estas diferencias. “Por un lado, la estructura territorial. En el norte, los pueblos suelen ser mucho más pequeños, y el mercado de trabajo mucho más reducido. Por otro lado, también influye la estructura social. El mundo rural del norte de España se caracteriza por ser una ruralidad de pequeños propietarios, con posibilidad y motivación para dar estudios a sus hijos e hijas. La educación ha sido un elemento que favorece la emigración. En las comunidades del sur, por el contrario, se impone la lógica de la supervivencia pura y dura, asociada a la condición jornalera. El trabajo en el campo, desde muy pequeños, de hijos e hijas, es una condición de supervivencia de las familias.”
La también socióloga especializada en éxodo rural Fátima Cruz afirma que “tiene que ver con el sistema de las explotaciones agrícolas. En Levante y Andalucía, el tipo de agricultura y producción necesita más mano de obra, y han conseguido mantener a más mujeres que en el norte.
Los tipos de explotaciones de Castilla y León y del norte en general son más mecanizadas, necesitan menos mano de obra y son pequeños propietarios, por lo que se han quedado menos personas, siendo estas principalmente hombres.”