Sentirpensar la vida vivible desde las ruralidades de Abya Yala

Colectivo Etinerâncias

Permiso a los pueblos de las aguas, de las montañas, florestas y de los campos, a la tierra y todes que la cuidan en las ruralidades del sur del mundo.

Desgobierno, Pandemia y muerte. Los tiempos siguen difíciles para quien lucha y resiste. Brasil, el país donde más personas mueren en conflictos en las zonas rurales del mundo. Entre los que más asesinatos de activistas de derechos humanos, ambientalistas, jóvenes negros, líderes, indígenas, mujeres se dán. Defensoras y defensores de la vida.

Cuando el capital avanza sobre nuestras cuerpas, territorias y sobre las memorias de nuestro pueblo, narrativas colonizadoras, racistas y sexistas intentan exterminar nuestro conocimiento.

En contrapunto está la inteligencia comunitaria colectiva, ancestral, una inmensa capacidad de reinvención creativa y un fuerte pulso por la vida, que ha protagonizado desde la práctica, la disputa por una vida vivible y por el buen vivir.

Aprendices que somos de las preguntas, compartimos algunas con ustedes: ¿Qué es lo que realmente mantiene viva la vida en los territorios de Abya Yala? ¿Qué prácticas sustentan la vida? ¿Quién protagoniza estas prácticas? A lo largo de esta ruta hemos encontrado semillas de caminos. Desde la colaboración, las colectividades, la ancestralidad, las diversas cosmovisiones no coloniales, las redes y el cuidado una con las otras.

¿Existe una relación entre estos caminos y los laboratorios latinoamericanos? ¿Con la ampliación de nuestra capacidad de actuar colectivamente para proteger a nuestros pueblos?

Pensar en Laboratorios Rurales, para nosotras, inicia una comprensión ampliada de lo que sería un Laboratorio. Del latín Laboratorium, “lugar de trabajo”, derivado de Laborare, “trabajar”. Reflejamos sobre la idea que se nos presenta antes. El “Lavor” en portugués verbo Lavrar: trabajar la tierra para sembrarla. El laboratorio no como un espacio cerrado para experimentos, sino como “Lavratório” un lugar de trabajo vivo y en movimiento que expresa en sí mismo una idea de experiencia, trabajando nosotras mismas como tierra que somos para sembrarnos, donde (co)laborar es de facto laborar juntas.}

Nuestro trabajo esta directamente en esos ejes, sobre como cruzar ese tiempo juntes, en una gran minga.

El Colectivo Etinerâncias actúa en el fortalecimiento de las experiencias autónomas en comunidades tradicionales y espacios de resistencia (pueblos indígenas, quilombos, villas costeras y campesinas, ocupaciones, asentamientos, favelas…) en Brasil y otras geografías de Abya Yala.

Caminamos de forma colectiva, autogestionada e itinerante en su gran parte por las diversas ruralidades de Brasil -Amazonia, mata Atlantica, Cerrado, Caatinga, Pampas y Pantanal- y solo encontramos caminos por los múltiples saberes, miradas y prácticas de nosotras en encuentro con las otras. Desde la escucha como método, somos aprendices de los procesos comunitarios, que nos enseña a clavar posibilidades de acción colectiva. Y del nomadismo, de las errancias, del sentirpensar en movimiento, de los encantos y misterios. De las economías feministas, las culturas de colaboración, en el buen vivir, común y de las redes de cuidado.

Actuamos con tecnologías ancestrales, sociales y digitales, y nuestra acción proviene de la práctica pequeña, silenciosa y invisible que tiene la vida cotidiana en el centro, como los micelios y su tejido subterráneo que conecta toda la floresta.

Creemos que para los cambios que queremos es necesario crear, experimentar, visibilizar y reconocer las metodologías vivas de los pueblos y las resistencias. Romper con la reproducción sistemática de la lógica del capital.

Necesitamos radicalizar la capacidad de sonreír y soñar, de transformar el luto en lucha, de hacer política desde nuestros afectos y de contar nuestras historias, de (re)encontrarnos con el ser/naturaleza que somos, de nutrir nuestras autonomías, de habitar otras temporalidades en el ahora. El mundo que queremos es el mundo que nos mantiene vivas a todes.

Serra da Mantiqueira, Monteiro Lobato, Brasil.

Septiembre de 2021